“Después de estas cosas, designó el Señor también a otros setenta, a quienes envió de dos en dos delante de él a toda ciudad y lugar adonde él había de ir…..He aquí os doy potestad de hollar serpientes y escorpiones, y sobre toda fuerza del enemigo, y nada os dañará. (Lucas 10:1, 19)
La comisión que Jesús dio a los discípulos, fue un adelanto de Su comisión a la iglesia luego de Su resurrección. Desde el momento del pecado de Adán en el jardín, Satanás había sido el dios de este mundo y los hombres fueron encerrados en la servidumbre de su opresión. Satanás nunca antes había visto a nadie como Jesús, a quien le fuera fácil ‘arruinar su casa’ y liberar a los cautivos. Satanás no pudo tentar a Jesús a pecar, razón que lo llevó a la ruina al ‘príncipe de la potestad del aire’.
¿Qué pasó cuando Satanás vio que discípulos de Jesús (82 meros hombres), demostraron el mismo poder sobre los demonios y las enfermedades? las Escrituras dicen lo siguiente:
“Volvieron los setenta con gozo, diciendo: Señor, aun los demonios se nos sujetan en tu nombre. Y les dijo: Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo.” (Lucas 10:17-18)
¿Qué quiso decir Jesús con su declaración de que veía a Satanás caer? La palabra griega para ‘caer’ significa: ‘descender desde un lugar más alto a otro más bajo; postrarse; perder autoridad, ya no tener fuerza; ser lanzado fuera de un estado de prosperidad.’
¿Puedes imaginar la conmoción en el mundo de la oscuridad cuando meros hombres comenzaron a arruinar la casa de Satanás? Su propia posición delante de Dios como el acusador de los hermanos fue sacudida. Se aflojó el agarre sobre las llaves de la muerte. ¡Su autoridad para oprimir y enfermar, debilitar y empobrecer fue herida de muerte!
Sabemos que en la cruz Jesús dio el golpe final a Satanás y los poderes de la oscuridad. Desarmó los principados y poderes y triunfó sobre ellos. Ahora Jesús ha delegado toda autoridad y poder a Su iglesia. ¡Tenemos el poder de pisar serpientes y escorpiones, y sobre toda fuerza del enemigo!
La próxima vez que te encuentres enfrentando al poder de la oscuridad, date cuenta de que estás enfrentando a un enemigo derrotado. Velo a Satanás postrado delante de ti sin ninguna autoridad y ninguna fuerza. ¡Tú eres más que vencedor por medio de Aquel que te ama! (Romanos 8:37)