Todos estamos familiarizados con la historia del hijo pródigo que tomó su herencia y la dilapidó en una tierra lejana. La historia abarca varios temas y uno de ellos es el del arrepentimiento.

A menudo oímos que el arrepentimiento es simplemente un cambio de mentalidad, y la definición literal ciertamente implica eso. Sin embargo, ¿cómo es que se produce ese cambio de mentalidad? En la historia del hijo pródigo nos encontramos con un momento interesante que nos ayudará a entender:

"Y volviendo en sí, dijo: ¡Cuántos jornaleros en casa de mi padre tienen abundancia de pan, y yo aquí perezco de hambre!” (Lucas 15:17)

Así que este joven, después de haber vivido para la carne y haber perdido todo, incluso haber deseado comer los alimentos de los cerdos, hubo un momento en el que ‘volvió en sí’.

Hablé con un hombre hace unos años, que había estado viviendo el estilo de vida homosexual durante años y finalmente decidió pasar por la transición de transformarse en una mujer. Él vivía con un novio y estando en medio de esta transición sucedió que un día simplemente ‘volvió en sí’. De repente sus ojos se abrieron y bajó la mirada hacia él y dijo: ‘¿Qué he hecho?' en ese momento clamó al Señor y nació de nuevo y dejó el estilo de vida homosexual.

Creo que el verdadero arrepentimiento implica ese momento donde uno despierta como de un estupor o sueño; entonces el engaño del pecado y la oscuridad son echados hacia atrás y quizás por primera vez nos vemos a nosotros mismos con claridad. Vemos la necesidad y recordamos al Padre.

Cuando oramos por los perdidos, una de las maneras en que podemos orar es que se acerquen al Señor por sí mismos. En Hechos 2, cuando Pedro estaba predicando en el día de Pentecostés se dice que los oyentes se compungieron en sus corazones y clamaron, "¿qué tenemos que hacer para ser salvos?." Hay varias cosas que pueden crear este momento profundo. Puede ser la predicación de la Palabra o el recuerdo del Padre que una vez conocimos. Creo que en cada persona hay un botón para 'despertar' que puede ser activado para que se acerquen por sí mismos. Oremos para que el botón ‘despertar’ se active en aquellos por quienes oramos y puedan llegar al Padre.

"Despiértate, tú que duermes, y levántate de entre los muertos, y te alumbrará Cristo." (Efesios 5:14)