"…que formo la luz y creo las tinieblas, que hago la paz y creo la adversidad. Yo Jehová soy el que hago todo esto.” (Isaías 45:7)

La clave para entender esta y otras declaraciones similares encontradas en el Antiguo Testamento puede ser encontrada en Éxodo 19:8 y Éxodo 24:3,7.

“Y todo el pueblo respondió a una,  y dijeron: Todo lo que el Señor ha dicho,  haremos.  Y Moisés refirió al Señor las palabras del pueblo” (Éxodo 19:8)
“Y Moisés vino y contó al pueblo todas las palabras de Jehová, y todas las leyes; y todo el pueblo respondió a una voz, y dijo: Haremos todas las palabras que el Señor ha dicho.” (Éxodo 24:3)
“Y tomó el libro del pacto y lo leyó a oídos del pueblo,  el cual dijo: Haremos todas las cosas que el Señor ha dicho, y obedeceremos.” (Éxodo 24:7)

En Éxodo 19, Dios prometió que si Israel le obedecía, ellos serían para Él como un tesoro único por sobre todas las otras personas. Los israelitas estuvieron de acuerdo con lo que Dios dijo. Entonces Dios procedió a darle la Ley a Moisés con las bendiciones y los juicios. Cuando Moisés volvió del monte y de leer las palabras y los juicios del Señor, la gente una vez más estuvo de acuerdo con el pacto. En Éxodo 24,7, ellos una vez más aceptaron el pacto.

Al hacerlo, ellos autorizaron a Dios para que cumpla las palabras de Su pacto con ellos. Ellos iban a ser bendecidos a través de la obediencia y condenados por la desobediencia (Lee Deuteronomio 28). Cada desobediencia  obligaba a Dios a actuar en consecuencia. Él había dado Su Palabra y la gente había dado la suya.

Desde ese momento en el Antiguo Testamento, cuando vemos juicios de Dios en Israel y oímos sus declaraciones acerca de ‘crear el mal,’ siempre debe ser entendido en el contexto del pacto que Israel aceptó. Dios estaba ‘creando’ el mal para ellos a través de juicio. Él no estaba revelando Sus atributos al mundo o contradiciendo la revelación de Sí mismo que tenemos en Jesús. Él simplemente estaba manteniendo Su obligación de juzgar a Israel por su idolatría y desobediencia.

Isaías 45 describe las consecuencias que vendrían sobre Judá por su desobediencia, y más tarde la restauración durante el gobierno de Ciro. El pasaje tiene un contexto específico, no refleja las formas o el carácter de Dios. Cuando Dios dice que Él crea el mal está hablando de la adversidad preparada para Judá por haberse separado de Él y de Su Palabra. No significa que Dios es el autor del mal y la oscuridad del mundo entero.

“…Si sucede una calamidad en la ciudad, ¿no la ha causado el Señor?” (Amós 3:6)

Amós 3:6 habla de una situación similar. Tiene que ser entendido dentro del contexto de la Ley de Moisés. Dios e Israel hicieron un pacto que incluyó juicio, maldiciones y desobediencia.

La revelación superior del Nuevo Testamento revela que Dios no puede ser tentado con el mal y que Él no tienta a nadie. (Santiago 1:13). Santiago 1:17 revela la verdadera naturaleza de Dios, que “Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación.”

Aquellos que atribuían el mal a Dios o incluso intentaron invocar el mal de Dios fueron reprendidos por Jesús. “porque el Hijo del Hombre no ha venido para perder las almas de los hombres, sino para salvarlas. Y se fueron a otra aldea.” (Lucas 9:56)

Dios no es el autor del mal. La desobediencia de Israel a Dios liberó el juicio del pacto antiguo. ¡Gracias a Dios que tenemos un mejor pacto establecido sobre mejores promesas! (Hebreos 8:6)