Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. (Juan 3:16)
Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. (Romanos 8:29)

Dios conoció con anterioridad a quienes lo recibirían por voluntad propia. No somos predestinados para salvación o condenación. Lo que está predestinado es nuestro destino DESPUÉS de haber creído.

La presciencia de Dios no es lo mismo que la predestinación. El hecho de que Dios ya sepa quiénes son los que elegirán creer en Él, no significa que esa elección esté predestinada. Si estuvieras parado en la cima de un edificio muy alto y vieras dos automóviles aproximándose a una intersección a toda velocidad en un ángulo de 90°, sabrías ‘de antemano’ que va a ocurrir un accidente, pero no porque lo veas tienes algo que ver con aquel accidente. Podrías prepararte para lo que va a suceder llamando al 911, pero el resultado del accidente no está bajo tu control.

Cuando la mayoría habla de predestinación, leen los versículos y los malinterpretan por no tener en cuenta el contexto apropiado.  Veamos que dice en realidad.

“…según nos escogió en El antes de la fundación del mundo” (Efesios 1:4)

Hasta aquí leen los ‘creyentes de la predestinación.’ Pero el versículo continúa.   

“…para que fuésemos santos y sin mancha delante de Él,”

Este versículo no dice que nuestra salvación fue predestinada, sino que los que son salvos tienen un destino predestinado. Seremos santos y sin culpa. En otras palabras, todo el que elija creer en Cristo tiene un destino predeterminado. Todos seremos santos y sin culpa delante de Él.

“…en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo,  según el puro afecto de su voluntad, (Efesios 1:5)

Nuevamente, ¿Qué es lo que ha sido predestinado? Nuestro lugar en la familia de Dios. Aquellos que elijan creer en Cristo, serán adoptados como hijos. No tendremos otra clasificación. Los creyentes serán todos hijos de Dios. Eso ha sido predeterminado por Dios.

En él asimismo tuvimos herencia, habiendo sido predestinados conforme al propósito del que hace todas las cosas según el designio de su voluntad,  a fin de que seamos para alabanza de su gloria, nosotros los que primeramente esperábamos en Cristo. (Efesios 1:11-12)

Una vez más, lo que ha sido predestinado es nuestra función. Aquellos que elijan creer en Cristo, sin excepción, serán todos para alabanza de Su gloria. No habrá destinos diferentes o variados para los salvos.

Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. (Romanos 8:29)

Y una vez más, aquellos que antes conoció que lo elegirían (libre albedrío) tienen un resultado predestinado. Todos seremos conforme a la imagen del Hijo, ¡Ninguna otra imagen! Ese destino ha sido predestinado.

Pablo no va a contradecirse a sí mismo ya que en la misma carta a los Romanos declaró:

Pues la Escritura dice: Todo aquel que en él creyere, no será avergonzado.  12 Porque no hay diferencia entre judío y griego, pues el mismo que es Señor de todos, es rico para con todos los que le invocan;  13 porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo.  14 ¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique?  15 ¿Y cómo predicarán si no fueren enviados? Como está escrito:!Cuán hermosos son los pies de los que anuncian la paz, de los que anuncian buenas nuevas! (Romanos 10:11-15)

No hay ningún indicio de salvación predestinada en estos versículos. La salvación es para ‘todo aquel que crea.’ Lo que ha sido predestinado es el resultado de esa fe salvadora.

Aquellos que creen en Cristo tienen la eternidad predestinada.

Seremos santos y sin culpa.

Seremos adoptados como hijos.

Seremos para alabanza de Su gloria.

Seremos conforme a la imagen de Su Hijo.

La elección es nuestra. Los resultados de la fe salvadora están predestinados.