La Palabra de Dios es la semilla incorruptible que cuando es recibida en el corazón del hombre, produce fruto según su clase. “…cuando recibisteis la palabra de Dios que oísteis de nosotros, la recibisteis no como palabra de hombres, sino según es en verdad, la palabra de Dios, la cual actúa en vosotros los creyentes.”(1Tesalonicenses 2:13)
“Decía además: Así es el reino de Dios, como cuando un hombre echa semilla en la tierra; y duerme y se levanta, de noche y de día, y la semilla brota y crece sin que él sepa cómo.” (Marcos 4:26-27)
Todo en el Reino funciona de acuerdo a este principio. La semilla es la Palabra. Todo en la vida necesita ser sembrado con la Palabra de Dios. Nuestras mentes, nuestros cuerpos, incluso nuestro hombre espiritual necesita la continua influencia de la semilla de la Palabra de Dios. Así es como nuestras vidas son transformadas, nuestras mentes renovadas, nuestros cuerpos sanados y el reino es expandido sobre la faz de la tierra.
La sanidad es una cosecha. La semilla de la Palabra debe ser sembrada. La reacción del corazón determina el resultado. Este puede ser instantáneo, de ciento por uno, o una cosecha progresiva, de 30 por uno. La tierra del corazón determina la cosecha de la Palabra.
“Hijo mío, está atento a mis palabras; inclina tu oído a mis razones. No se aparten de tus ojos; guárdalas en medio de tu corazón; Porque son vida a los que las hallan, Y medicina a todo su cuerpo. ” (Proverbios 4:20-22)
Medita en la Palabra de Dios. Piensa en Sus promesas. Visualiza la Palabra de Dios trabajando en tu cuerpo físico. Deja que la cosecha de la sanidad brote de la siembra de la Palabra.