“Yo planté, Apolos regó; pero el crecimiento lo ha dado Dios...” (1Corintios 3:6)

Una de las más increíbles verdades que se encuentran en el Evangelio del Reino, se refiere a la forma en que el crecimiento se lleva a cabo. El Evangelio es un mensaje de crecimiento. Desde el momento en que nacemos de nuevo, el crecimiento está obrando en nosotros y disponible para nosotros. Dios quiere que haya crecimiento (bendición) en nuestras vidas en cada nivel, espíritu, alma y cuerpo.

El espíritu nacido de nuevo demuestra crecimiento. La mente renovada habla de crecimiento. El fruto del Espíritu es acerca de crecimiento.

“Te alaben los pueblos, oh Dios; Todos los pueblos te alaben. La tierra dará su fruto; nos bendecirá Dios, el Dios nuestro.” (Salmos 67:5-6)
“Aumentará Jehová bendición sobre vosotros; Sobre vosotros y sobre vuestros hijos. Benditos vosotros de Jehová, Que hizo los cielos y la tierra.” (Salmos. 115:14-15)
“Oirá el sabio, y aumentará el saber” (Proverbios 1:5)
“Del fruto de la boca del hombre se llenará su vientre; Se saciará del producto de sus labios.” (Proverbios 18:20)
“Lo dilatado de su imperio y la paz no tendrán límite, sobre el trono de David y sobre su reino, disponiéndolo y confirmándolo en juicio y en justicia desde ahora y para siempre. El celo de Jehová de los ejércitos hará esto”. (Isaías 9:7)
“Y el que da semilla al que siembra, y pan al que come, proveerá y multiplicará vuestra sementera, y aumentará los frutos de vuestra justicia” (2 Corintios 9:10)
“Y el Señor os haga crecer y abundar en amor unos para con otros y para con todos…” (1Tesalonisenses 3:12)

No importa de qué área de la vida se hable, Dios está interesado en el crecimiento. La verdad fundamental que debe ser entendida es la de la semilla. Todo es semilla. Todo lo que tiene y se puede ver como una semilla tiene el potencial de ser una cosecha. Una vez que una semilla se siembra, ya se trate de una semilla de pensamiento, una semilla de la Palabra, una semilla de acción o una semilla de recursos, Dios ha creado el universo para hacer que esa semilla se multiplique. Dios da el crecimiento.

Jesús trajo el crecimiento de los panes y los peces, pero el crecimiento no puede suceder hasta que alguien le entregue esos recursos a Él. El potencial de crecimiento sólo cobra vida una vez que la semilla (panes y peces) se sembraron (fueron dados a Jesús).

¿Deseas crecer? ¡Deja que tus pensamientos, palabras, acciones y recursos sean semillas y observa como Dios traerá crecimiento a tu vida!