Cuando Jesús hubo tomado el vinagre, dijo: Consumado es: Y habiendo inclinado la cabeza, entregó el espíritu. (Juan 19:30)

¿Qué quiso decir Jesús cuando dijo: ‘Consumado es’?

Hay una serie de enseñanzas que flotando alrededor de esta Escritura que tuercen el sentido que realmente tiene, diciendo que luego que Jesús declaró esto, todos los hombres son salvos, que todos tienen una naturaleza nueva creada, que toda la ira se terminó, que no hay infierno, etc. etc… Y los ciegos siguen a los ciegos.

Cuando Jesús pronunció estas palabras, Él todavía no había descendido a las profundidades de la tierra, ni llevado las llaves del infierno y de la muerte. Aún no había llevado cautiva la cautividad. Él aún no se había levantado de entre los muertos. Aún no había comisionado a Sus discípulos, ni les prometió poder. Aún tenía que entrar en el tabernáculo celestial con su propia sangre, y luego sentarse a la diestra de Dios. Cuando Jesús proclamó ‘consumado es’ todavía había mucho que hacer.

Lo que estaba terminada era Su misión de cumplir toda la ley de Moisés. Una vez que la Ley se cumplió, Jesús estaba facultado para continuar con la obra de la redención y la reconciliación.

¿Qué queda por hacer? Si bien la obra de Jesús está terminada, la obra de la iglesia está lejos de terminar.  Se nos ha ordenado llevar el Evangelio a todo el mundo y hacer discípulos. Nosotros como embajadores de Cristo, suplicamos a los hombres que se reconcilien con Dios. Estamos llamados a sanar a los enfermos, libertar a los oprimidos. Somos enviados para destruir las obras del diablo y reinar en vida.

El cárcel de la muerte está terminado. Todos los hombres serán levantados de entre los muertos; pero unos para vida eterna con el Padre, y otros para condenación eterna y oscuridad.  La iglesia tiene que terminar su trabajo. La obra terminada de Jesús hace posible la nuestra.