Recientemente me encontré con un dicho que sonaba muy piadoso, pero en realidad estaba totalmente equivocado.

"A veces Dios te pondrá en una batalla con las manos vacías para que cuando consigas la victoria sepas que no fuiste tú, sino Él".

Mucha de nuestra teología moderna cristiana se basa en conclusiones erróneas acerca de la naturaleza de Dios, de la naturaleza del hombre y del propósito del hombre en la tierra. Prácticamente todo en la cita anterior es incorrecto; cada palabra.

1. Dios no nos pone en batallas. Las batallas (supongo que esto se refiere a pruebas, tribulaciones, tentaciones y quizás incluso enfermedad o angustia económica), forman parte del mundo caído en el que vivimos. Dios no envía tiempos difíciles con el fin de enseñarnos nada. Él envió la Palabra para enseñarnos y perfeccionarnos (2 Timoteo 3:16-17). Las pruebas y tentaciones no provienen de Dios (Santiago 1:13-17).

2. Dios nunca nos ha dejado con las manos vacías. Nos ha dado el Nombre de Jesús, el mejor pacto, mejores promesas, la sangre de Jesús, el Espíritu Santo, la armadura de Dios, la Palabra de Dios, la fe de Dios, Las llaves del Reino, la autoridad para pisar toda la obra del enemigo, los dones del Espíritu, y nosotros somos un espíritu con Él. ¡Estamos sentados con Él en los lugares celestiales! ¡Somos más que vencedores! ¿Cómo podríamos vernos a nosotros mismos con las manos vacías? Este pensamiento viene de la mentalidad de "Dios soberano" que cree que Dios controla todas las cosas y que somos meras marionetas en Su obra.

3. ¡No estamos buscando "obtener la victoria”! Estamos llamados a hacer cumplir la victoria que se ganó en la cruz. Mientras pensemos que tenemos que tratar de ganar una victoria, nunca entraremos en la victoria que ya fue ganada. ¡Los cristianos empezamos desde un lugar de victoria! Jesús ya se sentó a la diestra de Dios y ha dado a Su iglesia la victoria sobre el enemigo. Ahora nos corresponde hacer cumplir lo que se nos ha dado.

4. El último punto es más sutil, pero igualmente importante. Aunque la victoria sobre las tinieblas fue ciertamente lograda por Él, ¡nuestro papel como agentes de cumplimiento de esta victoria depende enteramente de nosotros! Cuando establecemos la voluntad de Dios en nuestras vidas y en la de los demás, ¡Lo hacemos NOSOTROS! "Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros." (Efesios 3:20)

La voluntad de Dios para nuestra victoria continua permanece en nuestras manos. Podemos vivir por fe, o vivir por la resignación. La cita del principio de este artículo, tiene más que ver con la resignación que con la fe.

Muchos cristianos están siendo despojados de su capacidad para reinar en vida debido al fatalismo de la teología expresada en la cita. No seas inocente, tomando como cierta cualquier frase que dicen por ahí. Estás preparado para imponer la victoria de Cristo. Nunca estás con las manos vacías.